sábado, 19 de febrero de 2011

Las mujeres del alba


En 1965, en la madrugada del 23 de septiembre, un grupo (alrededor de una docena) de estudiantes, profesores y campesinos asaltaban un cuartel militar en la población de Madera, Chihuahua. Mal armados, sin entrenamiento militar y reducidos en número fueron abatidos esa misma mañana la mayoría de ellos y aplastado, de ese modo, lo que sería el inicio de una insurrección armada que se esperaba se extendiera por toda la sierra, por todo Chihuahua, por todo el país.
Novelas, reportajes, memorias, ensayos y narraciones diversas recuperan lo sucedido ese 23 de septiembre en Madera. El escritor Carlos Montemayor reivindica a los alzados en su libro “Las armas del alba” pero faltaba recuperar la visión femenina, la forma en que las mujeres vieron y vivieron esos acontecimientos. Es cierto que entre los que asaltaron el cuartel no había mujeres, pero tampoco es explicable ese episodio sin la participación femenina.
Carlos Montemayor salda esa deuda con el excelente libro “Las mujeres del alba”, un libro en el que ellas, las mujeres del alba, nos platican la lenta transformación de sus hijos y hermanos en hombres, pero en hombres necesariamente rebeldes porque el entorno social de Madera en los años 50’s y 60’s era de explotación, despojo y humillación. Ser hijo de campesino en una tierra controlada por caciques, policías y soldados es tener la rebeldía como destino, la dignidad como razón de vida y la solidaridad como única forma de sobrevivir ante los abusos de los explotadores.
Y esas mujeres del alba nos van platicando, como si fuera lo más natural, la lucha, la organización, las pequeñas victorias y la gran derrota. Para estas mujeres es normal que sus hombres (esposos, padres, hijos o hermanos) se enrolen en la lucha armada, para ellas es lógico incluso la muerte de ellos. Lo único que no cuadra es la derrota. El hecho de no haya otros que tomen las armas es lo único que molesta a Herculana y a las otras mujeres del alba. De eso trata este estupendo libro presentado el día de ayer en la Facultad de Ciencias Políticas. Estupendo el libro y estupenda la presentación a cargo de Karla Alvízar y Susana de la Garza, compañera de Carlos Montemayor.
Para Susana el evento de ayer era uno más en el largo periplo iniciado el año pasado para presentar el libro en diversas partes del país. Pero ayer fue diferente, dijo Susana que “el ambiente” en el que se desarrollaba la presentación era de una emotividad tal que no pudo evitar el llanto. No era para menos, el libro en sí mismo es la referencia a una herida abierta en el cuerpo social que somos los mexicanos, es el reconocimiento de una sociedad tan desigual que el asalto al cuartel en Madera es lógico. Antes de ella, Karla Alvízar, apoyándose en el entrañable personaje (de la vida real, no de ficción) que es Doña Herculana, despierta nuestras emociones, nuestro sentido de solidaridad, desata la rabia contenida y hace que dolor, rabia, indignación y solidaridad se agolpen en la garganta. Dice Doña Herculana, en la voz de Karla “Si también había muerto mi hijo, ¿qué hacer? Esto podía pasar, claro que sí. Pero a mi otras cosas me quitaban el dolor, pues me enojaban.” …”¿Dónde están los que se iban a levantar cuando cayeran los primeros? Esto me ofendía pero me quitaba el dolor.” Metida en las entrañas de las mujeres del alba, Karla hace una lectura emotiva, solidaria, comprometida con mujeres que se saben diferentes pero complementarias con sus hombres, mujeres que saben que el enemigo no es de género sino de clase.
Karla tenía razón, Las mujeres del alba es un libro que me gritó fuerte en el corazón y me hizo retumbar. Excelente libro, excelente presentación. Legítimo el orgullo de la mamá y el compañero de Karla.
Gracias Karla