miércoles, 9 de diciembre de 2009

Lennon, un año mas


Un estupendo evento el del dia de ayer para conmemorar un aniversario mas de la muerte de John Lennon. Como cada año el profesor Rafael Zuno, auxiliado por un grupo de entusiastas jóvenes, nos convocó para disfrutar de la música de Lennon en las voces de grupos locales que ya han hecho de cada 8 de Diciembre una fiesta musical en lugar de una oportunidad para el dolor y la nostalgia. En esta ocasión, al igual que las anteriores, pudimos observar como el mensaje de Lennon sigue vivo en quienes asistimos, a grado tal que el local ahora seleccionado fue absolutamente insuficiente.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Suicidio y Complejidad

Hablar o escribir del suicidio no es algo muy atractivo que digamos, pero se vuelve importante en la medida en que manifiesta rasgos de una sociedad que se cree sana pero que, a través del suicidio de sus integrantes, muestra síntomas de una situación de enfermedad que tiende a agravarse.
El pasado lunes 28, un empleado de France Telecom se quitó la vida arrojándose sobre un viaducto culpando, en una carta, a la empresa(1). Con este suman 24 los trabajadores de Telecom que se suicidan desde febrero del 2008, lo que generó una fuerte presión de la opinión pública y de las autoridades gubernamentales que obligaron a la empresa a declarar el 15 de septiembre que iba “a adoptar métodos de gestión ‘más humanos’ para intentar detener la ‘espiral infernal de suicidios’ entre los empleados.” Evidentemente no lo hizo pues, 13 días después de esa declaración, ocurrió el suicidio al que hacemos mención.
Uno podría pensar que eso sucede en Francia y que ese país está bastante lejos del nuestro y, que por tanto, esa situación también está lejana de nosotros, pero no es así. El mismo mes (septiembre) la revista electrónica del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), apoyándose en datos de la Organización Mundial de la Salud, afirma que el suicidio es la segunda causa de muerte a nivel mundial en jóvenes entre 15 y 24 años de edad(2) y que para el caso de México el suicidio juvenil es la tercera causa de muerte en las personas de entre 15 y 29 años de edad.

Por otra parte, el estudio "Suicidio en Jóvenes: hallazgos básicos" realizado el año pasado y citado por la revista Proceso revela que aproximadamente 3 millones 321 mil 762 jóvenes de entre 12 y 29 años manifestaron tener, por lo menos una idea suicida en el año previo a la encuesta(3).

En la mayoría de las cartas póstumas se aprecia una dificultad creciente para enfrentar los retos que la vida presenta y, sobre todo, una incapacidad para adaptarse a las condiciones cada vez más inhumanas que el capitalismo salvaje impone a la vida individual y a la vida en comunidad. La destrucción creciente de los lazos sociales y familiares es una constante, presente lo mismo en la fábrica que en el hogar, igual en la escuela que en la calle. Obligado a enfrentar como individuo una realidad asfixiante, el ser humano se queda sin el soporte solidario para sobrevivir a las condiciones adversas que se presentan en la forma de empleo enajenante con salario de miseria, violencia estridente como la del narcotráfico o silenciosa (como la del desempleo creciente). Casado con la ilusión del éxito, el individuo se ve obligado a competir con sus semejantes por un pedazo de pan, por un lugar en la escuela, por un espacio en la calle.

Llama la atención el caso de los jóvenes. ¿Cómo es posible que millones de ellos, en la llamada “edad de los sueños o de las ilusiones”, hayan tenido “por lo menos una idea suicida”? Parte de la explicación está en la educación pues no les enseñamos que las crisis son la anormalidad mas normal del capitalismo y que “Lo nuevo brota sin cesar; nunca podemos predecir cómo se presentará, pero debemos contar con su llegada, es decir contar con lo inesperado”(4)





1http://mx.news.yahoo.com/s/afp/091001/tecnologia/telecom_francia_suicidios
2http://www.imjuventud.gob.mx/index.php
3http://www.proceso.com.mx/noticias_articulo.php?articulo=72536
4Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios a la educación del futuro.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. París,
Francia. Recuperado, Mayo 17del 2008, en
http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/Articulos/los7saberes

martes, 29 de septiembre de 2009

Laguneros por la paz

El próximo 2 de Octubre se conmemora un aniversario mas de la terrible represión que el gobierno mexicano cometió contra indefensos estudiantes en la PLaza de Tlatelolco en la capital de nuestro país. Cientos de estudiantes fueron asesinados ese dos de Octubre de 1968, justo diez días antes de iniciar Los Juegos Olímpicos. Ahora, en esta epoca de combate al narcotráfico, iniciada hace tres años, se contabilizan miles de muertos (muchos de ellos víctimas inocentes)y tal parece que la carnicería, lejos de disminuir, se acrecienta. Por ello, otra vez, conciudadanos de ésta Región Lagunera convocan a una Marcha por la Paz y la No-violencia.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¡Avandarooooo¡


¿Pero es que los jóvenes no entienden? ¿Acaso los estudiantes no comprenden que en esta sociedad está prohibido crecer?

Era 1971 y estaba fresca en la memoria la represión del ’68 y en el mismo 1971, apenas unos meses antes, el meritito jueves de corpus, un grupo de matones que se hacían llamar los “halcones” (patrocinados y entrenados por el gobierno) masacraba otra manifestación estudiantil. La represión aniquiló la estructura organizativa de masas que se había construido por los estudiantes, pero no acabó con el ánimo rebelde, por lo menos no del todo. Del Comité Nacional de Huelga se desprendieron varios proyectos políticos. Por un lado, gentes como Porfirio Muñoz Ledo consideraron que con las movilizaciones nada se lograba, que ahora había que intentar los cambios “desde adentro” y entonces él, y quienes pensaban como él, se afiliaron al PRI. Los mas radicales se convencieron de que el Estado mexicano había cerrado, definitivamente, las opciones pacíficas de lucha y se lanzaron a la guerrilla, tanto rural como urbana. Otros mas, se mantuvieron en la idea de que era posible transformar este país si se organizaba a las grandes masas de desposeídos que poblaban el campo y las ciudades mexicanas y así, se lanzaron a la aventura de la organización de grupos campesinos, sindicales, estudiantiles y populares.

Sin embargo, a nivel de masas muy pocos estudiantes se integraron en las opciones mencionadas. Entre el estudiantado promedio se desarrolló una opción mas bien hedonista, una actitud propia de quienes no creen en el futuro o de quienes desprecian el futuro que la sociedad mexicana les ofrecía en ese entonces. El ¡aquí y ahora¡ se volvió la divisa de quienes se alejaron de cualquier tipo de militancia. La música, específicamente el rocanrol, la experimentación con drogas y el desenfreno sexual se convirtieron en el refugio de quienes, desesperanzados, buscaron en la marginalidad el espacio que las “buenas conciencias” les negaban. Por cierto, cualquier parecido con la situación actual, no es mera coincidencia.

Era 1971, los “hoyos fonqui” se convertían en las trincheras desde las que los jóvenes se defendían de un proyecto en el que no cabían, salvo como sujetos de consumo. Eran también la expresión de que México estaba cambiando; sin dejar de ser rural se creaba una poderosa clase media urbana que reclamaba sus propios espacios que, para variar, les fueron negados. Locales destartalados, bodegas abandonadas y sin las condiciones sanitarias mínimas se convertían en los lugares propicios para interpretar y escuchar el rocanrol más lúdico, mas creativo, mas original. Esos eran los “hoyos fonqui”, lugares casi clandestinos donde se leía y comentaba a Camus, Sartre y Simone de Beauvoir mientras se escuchaba el Rock de grupos mexicanos como Peace and Love, Love Army, Bandido, La Tribu, Tinta Blanca, Los Spiders, Dug Dug's, Javier Bátiz.

Pero en Septiembre de ese mismo año, se convocó al Festival de Rock y Ruedas a realizarse en Avándaro, en Valle de Bravo, Estado de México. La idea era realizar una competencia automovilística entre ciento doce autos inscritos y luego escuchar rock. Y cuando empezó el rock, todo cambió. Cuarenta mil, sesenta mil o, según
algunos, hasta cien mil jóvenes se congregaron ese 11 de Septiembre para escuchar a los grupos que antes solo existían en los “hoyos fonqui”. Todo iba bien, hasta Telesistema (antepasado de Televisa) grababa documental, mientras algunas radiodifusoras transmitían en vivo, hasta que tocó el turno a Peace and Love que le hizo una pequeña modificación a una de las consignas centrales del movimiento del ’68 para gritar “¡Queremos el poder y …Mary-mariguana”. Fin de la transmisión por radio, pero el Festival continuó. Tan caótico y desorganizado como el de Woodstock, tan desenfrenado que aun mojados, bajo la lluvia, los jóvenes siguieron cantando, amando, alucinando. Por eso la pregunta: ¿Pero es que los jóvenes no entienden?

martes, 1 de septiembre de 2009

Los sentimientos o emociones y Descartes



Cuando René Descartes escribió que res cogitans y res extensa (mente y cuerpo, respectivamente) son las dos cosas que componen al ser humano, afianzó la tendencia, ya existente, a concebir las cosas de manera separada. Como si ambos, mente y cuerpo, pudieran imaginarse de manera aislada, como si el cuerpo pudiera ser uno y la mente otra. Esta visión cartesiana, de pensar las cosas como universos en si mismos (sin relación entre ellos) y no como partes integrantes de un mismo universo, ha permeado la forma de pensar la realidad hasta nuestros días. Así, de manera dicotómica (que no dialéctica) abordamos los fenómenos sociales (y los no sociales también) como si fueran constituidos solamente por dos aspectos mutuamente excluyentes. Lo social y lo individual, lo micro y lo macro, masculino y femenino, urbano y rural, burguesía y proletariado, etc., son, todas ellas, expresiones mutiladoras de una realidad que no existe en pedazos separados, en piezas que pueden explicarse por sí, y solo por sí mismos. Es como querer explicar el texto sin el contexto, como querer entender una trama teatral atendiendo solo a los actores pero ignorando el escenario, o como pretender explicar los fenómenos sociales como si estos no fueran producto (y productores) de su espacio-tiempo. Y así, a la hora de hacer investigación en ciencias sociales, pues alegremente
escogemos cualquiera de los dos polos como si el otro no existiera.

Igual nos sucede con esas situaciones tan extrañas (a pesar de su cotidiana cercanía) llamados sentimientos. Y son situaciones extrañas, precisamente porque pretendemos abordarlas desde la perspectiva racional, desde esa óptica despedazadora, analítica que nos legó Descartes. Así, la tristeza ¿puede explicarse por la tristeza misma?
¿Puede alguien tomar su tristeza y desmenuzarla en pedacitos que “faciliten” su comprensión? ¿Puede alguien enamorado tomar una muestra de su amor y someterla a reactivos de laboratorio para determinar que tipo de amor “padece”? El mismo Sigmund Freud hizo algo parecido cuando se puso a estudiar los sueños, ¿cómo lo hizo? Pues desmenuzándolos, despedazándolos, analizándolos, por eso su método se llama Psicoanálisis. ¿Realmente será posible eso? Lo pregunto porque los sueños son precisamente una forma de recrear la realidad donde, por ejemplo, el tiempo es uno, es decir, en sueños podemos recrear situaciones que ya pasaron, mezcladas con situaciones o personajes que suponemos forman parte del futuro y, todo ello, visto como si estuviera pasando en el momento mismo en que estamos soñando. En otras palabras, lo que no podemos hacer conscientemente, que es mezclar los tres tiempos (pasado, presente y futuro) en uno solo, en los sueños lo hacemos con la mayor tranquilidad posible.

Es, quizá, a lo que se refiere Fernández Christlieb cuando propone que en lugar de pensar en la idea de “análisis” pensemos mejor en la idea de “solución”, es decir que en lugar de separar o despedazar los fenómenos, los pensamos de manera integrada, en su contexto, en su tiempo. Dice él que en lugar de distinguir primero hay que “indistinguir” y lo ejemplifica de la manera siguiente: “El problema es que cuando alguien está triste, sentimiento psicológico, probablemente se mejore con una buena taza de café, para sentimiento corporal; del mismo modo que si está contento se le quita con una noche sin dormir. El sentimiento de culpa moral se desvanece con un par de buenas justificaciones cognoscitivas; es decir, los sentimientos poéticos y los prosaicos son los mismos; lo vivencial es corporal y moral y cognoscitivo e intuitivo también.”*



* Fernández Christlieb,Pablo. La afectividad colectiva. Ed. Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A. de C.V., 1999. Mex. P. 24

sábado, 15 de agosto de 2009

El amor en tiempos de la influenza II



Para continuar con estas elucubraciones me gustaría citar a Guillermo Vega que, a propósito de la influenza humana, dice “Las situaciones extraordinarias, como esta emergencia sanitaria por la que estamos atravesando, hacen que aflore la verdadera naturaleza de cada persona, lo mejor o lo peor del ser humano. Todo el día, a todas horas, al mismo tiempo estamos siendo testigos de muestras extraordinarias de lucidez y de estupidez, de altruismo y de egoísmo, de solidaridad y de avaricia.” Así, la doble naturaleza del ser humano, la instintiva y la que es producto de la civilización, la que asume que el hombre es el lobo del hombre y la que entiende que la salvación personal solo es posible con la salvación de los demás, nos muestra de manera cotidiana el permanente conflicto interior que todos llevamos dentro: o nos servimos de los demás o nos comprometemos con sus mejores causas. Por eso el amor, entendido como la relación que nos humaniza, es decir, que nos distingue sustancialmente del resto de los animales, se vuelve tan difícil de expresar en una sociedad que, como la nuestra, se caracteriza por el creciente
individualismo, por un liberalismo que le concede excesivas libertades al individuo mientras que encarcela las posibilidades de vivir en sociedad. Hablar del amor en tiempos de influenza es lo mismo que hablar del amor en tiempos del cólera, es hablar del reto que significa sacar las reservas de humanismo que quedan en cada uno de nosotros para encarar el egoísmo que, si bien es característico del capitalismo, es exacerbado en tiempos de crisis como la que estamos viviendo.

Y sin embargo, es necesario. El amor no solamente es posible, sino que es imprescindible. El amor (en su forma de vínculo entre dos, o en la forma de relación fraterna o en su vertiente solidaridad) es el cemento indispensable para que la vida en sociedad sea una posibilidad real, para que la humanidad pueda emerger como el actor social necesario para una transformación real y a fondo de las formas de relacionarnos que hasta ahora conocemos. Y esto exige, también, una nueva forma de abordar las contradicciones o (como dice Deleuze) las “líneas de fuga” de la sociedad de nuestros tiempos. Tomo por ejemplo a una radical como Ángela Davis, mujer negra militante del movimiento revolucionario de finales de los años 60 en Estados Unidos, integrante del Partido de Los Panteras Negras y juzgada por el gobierno norteamericano. Dice Ángela, cuando se le pregunta que significa ser radical hoy:

“Reinventar el término, reconstruirlo, pensar en nuevas formas de radicalismo. Por ejemplo, ejercer la crítica en el pensamiento, en la política, en la cultura... Necesitamos activistas, pero también intelectuales y estudiantes y, desde luego, la voz de los artistas y los músicos. También es muy importante contar con la visión de los jóvenes. Los de mi generación debemos aprender a vivir en el presente y a olvidarnos del pasado, que es a lo que te aferras cuando te vas haciendo viejo.”2
Esa es la opinión de una mujer que pasó del activismo en las calles, en las manifestaciones a la creación de conocimiento desde los espacios universitarios. Alumna de Herbert Marcuse en la Universidad de California, la Davis nos enseña que la construcción de nuevos espacio-tiempos no significa vivir en el pasado, sino aquí y ahora, por mas que el pasado pudiera estar lleno de victorias gloriosas

domingo, 12 de julio de 2009

Por la paz



BOLETÍN
ENCUENTRO ARTISTAS POR LA PAZ

A propósito del actual clima de inseguridad y violencia que golpea a nuestro país, varios músicos, artistas visuales, escritores y actores laguneros celebrarán un encuentro por la paz en el Teatro Nazas el próximo sábado 18 de julio a las 18:00 horas.
Preocupados, pues, por la situación que afecta al país y mantiene en permanente estado de zozobra al grueso de la población, los artistas laguneros han decidido reunirse para manifestar por medio de sus expresiones que México no merece el presente escenario de inseguridad.
El encuentro es una actividad totalmente desvinculada de partidos políticos, instituciones de gobierno, iglesias y demás formas de asociación civil, gubernamental o religiosa. Son los artistas, como individuos que crean e interpretan, quienes han decidido expresarse para contribuir al llamado por la paz que exige nuestro país en general y nuestra comarca en particular.
Los artistas laguneros aspiran con este encuentro llamar la atención de la ciudadanía para que todos sumen sus voces a favor de una exigencia fundamental: que el país retome las condiciones de tranquilidad necesarias para desarrollar a plenitud todas las actividades productivas, sociales, culturales y familiares.
La entrada al encuentro no tendrá costo alguno, será plenamente familiar y durará aproximadamente dos horas. Asimismo, es pertinente señalar que, sin excepción, los artistas laguneros que participarán no cobrarán por su trabajo. El objetivo es dar un primer paso hacia el aglutinamiento de los artistas en tanto trabajadores del espíritu, habida cuenta de lo importante que es la sensibilidad cultural como dique ante la violencia
La invitación queda abierta para toda la ciudadanía lagunera; este será un encuentro por la paz que todos los mexicanos merecemos.

viernes, 3 de julio de 2009

José Elías García Valenciano "El Chino"


Lo conocí cuando ambos éramos jóvenes y estudiábamos, el Economía y yo Administración de Empresas. Lo que cruzó nuestros caminos fue un grupo de campesinos que un día visitaron mi escuela, campesinos que fueron a informarnos que trabajaban en un rancho en un municipio cercano. Ese rancho era Batopilas y sus trabajadores se habían organizado para protestar por los malos tratos que recibían de sus patrones, malos tratos que incluían la retención de sus salarios por varias semanas. Estos jornaleros decidieron organizarse y formaron una organización sindical y se declararon en huelga. Y estas y otras injusticias nos las fueron a platicar ahí, a nuestra escuela, a nuestra Universidad que se jactaba, como todas, de estar “al servicio de la sociedad”.
De pronto, lo que yo había escuchado en clase, lo que yo leía en los libros que presumían de retratar la realidad, en nada coincidía con lo que yo escuchaba de estos jornaleros. Ellos nos mostraban una realidad totalmente diferente, muy diferente a lo que me enseñaban en los salones. Los libros y los maestros me hablaban de una sociedad con problemas pero armoniosa, de una sociedad con carencias pero con posibilidades, de una sociedad en la que mi trabajo como profesionista era lo que se necesitaba para alcanzar los niveles de progreso a los que teníamos derecho. Era la sociedad de los 70’s, la sociedad post’68, la sociedad que quería convencerse de que ese movimiento estudiantil, el de 1968, había sido orquestado por extranjeros que querían dañar a nuestro país, la misma sociedad cuyo gobierno había reprimido a los médicos que en los años 60 luchaban por sus derechos. Gobierno que en 1971, el 10 de junio, volvió a masacrar estudiantes a través de un grupo paramilitar llamado “Halcones”, que en los inicios de los 70’s reprimía a los trabajadores ferrocarrileros que luchaban por democratizar su organización sindical. En fin, era la década en que el gobierno, después de las represiones del 68 y 71, trataba a los estudiantes con cautela por que le temía a su capacidad de respuesta organizada. Y todo eso (que no me lo decían mis profesores ni mis libros), me lo vinieron a enseñar un grupo de jornaleros, acompañados de colonos (gentes sin un lugar para vivir y que se habían posesionado de un lote urbano para construir sus humildes casas), trabajadores urbanos y estudiantes. Ahí es donde aparece “El Chino”, con su cabello rizado, peinado (es un decir) a la afro. Vestido con un jorongo, tocando la guitarra y cantando canciones de protesta, de rebeldía. Acompañado de otros estudiantes de Economía, de Medicina, del Tecnológico, de escuelas preparatorias, El Chino explicaba, cantando, que la nuestra era una sociedad injusta, una sociedad que reclamaba nuestra participación, pero ¡yá¡, que no había que esperar hasta ser un profesional, que la lucha por una sociedad mas justa, requería la participación de los jóvenes.


Ahí empezó mi aprendizaje con El Chino. Me incorporé al Comité Estudiantil de Apoyo a los Trabajadores de Batopilas, donde compartimos con el y con muchos estudiantes, la lucha por los derechos de los jornaleros agrícolas. Hubo muchas actividades de organización y resistencia en las que El Chino siguió participando, hasta su muerte el pasado mes de mayo. En varias de ellas tuvimos oportunidad de colaborar. Una de las muchas cualidades del Chino era la capacidad para escuchar y construir consensos. Por eso es que pudo, hace pocos años, agrupar a las diferentes organizaciones campesinas y formar con ellas la versión regional del CAP, Congreso Agrario Permanente. En eso estaba trabajando, a eso dedicaba sus esfuerzos de organización, su capacidad de lucha cuando murió. Con los estudiantes, colonos, con los obreros, con los campesinos El Chino ayudó a construir una mejor patria. Su trabajo, su permanente dedicación a servir a los demás nos ha enseñado que podemos vivir la vida de manera que, cuando la hora de partir llegue, el mundo sea un lugar un poquito más amable para los que se quedan.
Para el entrañable compañero y amigo José Elías García Valenciano, El Chino.

sábado, 20 de junio de 2009

Felicidades para mi amiga Ana


Las diversas actividades escolares de fin de curso me habían impedido atender como es debido El Tabarete, y, además, visitar los blogs amigos. Por esa razón, hasta ahora me entero que mi buena amiga Ana recibió el Premio Internacional UTOPIE CALABRESI, mismo que se inspira en valores del humanismo entendido como “todo lo que es digno del hombre y lo hace civilizado, elevándolo por encima de la barbarie”. Este premio fue creado con el objetivo de premiar los blogs que promueven conocimiento libre, cultura y arte, tolerancia y aceptación de la diferencia, amistad y solidaridad entre los pueblos.
Por esa razón, considero que Ana cuyo Blog es http://raraavisinterris.blogspot.com/ ganó merecidamente ese premio. Basta con una mirada a cualquiera de sus posts y cualquiera se dará cuenta del absoluto compromiso de esta profesora con el humanismo. Por lo anterior estoy muy contento pues, Rara Avis es un blog que disfruto mucho. Pero además, dicho premio estipula que el ganador debe proponer otros cinco blogs como candidatos a obtener el mismo premio y, los que la buena amiga Ana está proponiendo son:

http://comcalma.blogspot.com/
http://acreditandonotruque.blogspot.com/
http://el-alfeizar-de-dedalus.blogspot.com/
http://eltabarete.blogspot.com/
http://hombrebicentenario.blogspot.com/

¿Como ves, estimado lector? La gentilísima Ana tuvo la generosidad de proponer a este humilde Tabarete para recibir ese premio. ¿Como agradecerlo? Solo se me ocurre decir ¡Gracias¡ y ratificar el compromiso con los mejores valores del humanismo.

Pero, como suelo decir, no me creas, mejor consulta http://raraavisinterris.blogspot.com/

Gracias, Ana, muchas gracias y muchas felicidades.

lunes, 1 de junio de 2009

El amor en tiempos de influenza/ I



Para muchos de nosotros el amor y, de hecho, cualquier
expresión de afecto es algo que desde siempre ha existido. Si bien es cierto que el aprecio y el amor por los demás es algo connatural al ser humano, también es cierto que las formas de expresarlo son históricamente determinadas, lo cual quiere decir que en cada sociedad y en cada momento histórico hay formas específicas de expresar el amor y, por supuesto, el desamor. Una sociedad es un espacio social y un momento histórico es un punto específico en el tiempo. Uno y otro (espacio y tiempo) no existen ni pueden existir separados. Por eso Deleuze habla del espaciotiempo como una unidad de la existencia, como un punto en el que se puede objetivar el universo.

Cuando Marx habla, por ejemplo de comunismo primitivo, está hablando de una forma específica de relaciones entre los seres humanos, una forma de relacionarse con la naturaleza pero también de una forma de entender las relaciones entre los hombres y mujeres integrantes de esa comunidad. Y las relaciones a las que Marx se refiere son de una naturaleza tal que difícilmente podríamos encontrar, en ese espaciotiempo, las formas de relacionarnos que hoy conocemos, como es el caso de la pareja o la familia.

Sin embargo, Deleuze busca apoyarse mas en Foucault que en Marx para hacer su análisis de la sociedad y así considera que la propuesta foucaultiana de entender la nuestra como una sociedad disciplinaria, es válida pero cada vez menos pertinente. No tanto porque el concepto se haya desgastado sino, porque nuestras sociedades son cada vez mas cambiantes y, por tanto, se asemejan cada vez menos a lo que el concepto de sociedad disciplinaria quiere decir. Aquí conviene precisar que por disciplinar se entiende la formación de individuos fuertes pero dóciles y obedientes. El mejor ejemplo de ello lo constituimos los miles o millones de mexicanos que, sin chistar, usamos tapabocas y dejamos de asistir, durantes días, a nuestras clases y a nuestros trabajos. Bastó una indicación del poder central y la acatamos sin cuestionar. Y ahí nos tienen, con miedo al contacto físico, evitando el saludo de mano y el beso en la mejilla. Los enamorados intercambiando besos a través de sus respectivos tapabocas. ¿Qué eso es por nuestro bien? Perfecto, pero…¿por qué se prohíbe el contacto entre personas y no el contacto con las mercancías? ¿Por qué no dicen nada acerca de tener contacto con las monedas que recibimos y transferimos diariamente? ¿Por qué en Estados Unidos hay más contagios pero menos muertes que en el nuestro? ¿Por qué, como cuestiona Fidel Castro, es más importante el turismo que la vida de uno solo de nuestros conciudadanos?
Pero esas preguntas no existen en las conversaciones cotidianas en nuestro país, precisamente por que formamos parte de una sociedad domesticada, una sociedad en la que, en efecto, la escuela, la fábrica, el ejército, los hospitales, las prisiones son instituciones disciplinarias que, aparte del objetivo evidente de proveer conocimientos, empleo, salud o rehabilitación persiguen objetivos mas inquietantes, aunque menos obvios, como es el de moldear individuos uniformes (como lo denuncia Pink Floyd con “Otro ladrillo en la pared”), individuos conformistas, y sobre todo, que sepan obedecer, que sepan respetar el orden establecido. Pero, como sostiene Deleuze, aunque siguen haciendo su chamba, esas instituciones ya van de salida porque las sociedades están cambiando hacia lo que el llama “sociedades de control”, sociedades en las que estar “fuera” es ser excluido, marginado. Es lo contrario de las sociedades disciplinarias en las que lo difícil es salir (de la escuela, del hospital, de la cárcel). Ahora lo difícil es entrar, “tener acceso a” una buena educación, una buena atención médica, una buena relación de pareja o familiar, un buen empleo. Todo ello se ha convertido en una variedad de espaciotiempos inaccesibles.
¿Alternativas? Dice Deleuze que sí las hay, pero implica cambiar la perspectiva desde las que se abordan las formas de relacionarse socialmente.

En primer lugar, dice, hay que definir a las sociedades no tanto por sus contradicciones sino por lo que él llama sus “líneas de fuga” pues todo mundo se fuga hacia todas partes y por eso es interesante dibujar las líneas de fuga en una sociedad determinada.
En una segunda orientación, Deleuze sugiere no ya considerar las líneas de fuga en lugar de las contradicciones, sino las minorías en lugar de las clases.
Una tercera consideración es la de entender de manera diferente las llamadas “máquinas de guerra”, o sea los movimientos revolucionarios o los movimientos artísticos, dándoles un nuevo estatuto, el cual se definiría ya no por la guerra o el enfrentamiento sino por la manera de ocupar el espaciotiempo o por la creación de nuevos espaciotiempos. Y eso es lo que hacemos los seres humanos, creando y recreando formas para expresar el afecto, para desear, para amar. Relaciones afectivas entendidas como “máquinas de guerra” si, pero generadoras de nuevos espaciotiempos, tan cercanas al arte y a la revolución y, sin embargo, tan lejos de la guerra, tan lejos de la muerte y tan cerca del mundo. Pues como dice Gilles Deleuze “Creer en el mundo es suscitar acontecimientos, incluso muy pequeños, que escapen del control o que den lugar a nuevos espacios-tiempo.” Aquí es donde aparecen las propuestas alternativas como, por ejemplo, la del amor confluente que propone Antony Gidenns frente al amor romántico.

lunes, 25 de mayo de 2009

El efecto mariposa




Hace precisamente un año, en abril, murió Edward Lorenz creador de la famosa tesis del “efecto mariposa”. Esta propuesta se inscribía en una corriente cada vez mas fuerte y poderosa que cimbraba los cimientos de la ciencia tradicional también llamada ciencia “determinista”, cimientos que habían sido tan sólidos que durante mucho tiempo, muy pocos se atrevían a soñar siquiera con una nueva forma de hacer ciencia. El paradigma de la ciencia clásica o positivista según el cual lo que existe en el universo es medible, verificable, sujeto a leyes inexorables y, por tanto, predecible (y por eso, “determinista”) había establecido sus primeras bases con los antiguos griegos, pero consolidaría su edificación con Descartes (a quien muchos consideran su fundador) y remataría luego de manera formidable con Newton. Soportado en tan imponentes columnas, parecería que el edificio de la ciencia clásica era inmune a cualquier sacudida…hasta que llegó la teoría del caos.
De acuerdo con esta teoría, no todo es predecible, no todo se puede explicar a partir de la relación causa-efecto puesto que toda causa puede generar múltiples efectos y, todo efecto, puede ser originado por múltiples causas. Además, toda causa puede ser, a la vez, efecto y viceversa. Así, resulta que lo que es causante es, a la vez, causado y, esto último puede, a su vez, causar algo más. Incluso, en un mismo fenómeno la causa puede ser luego, en determinadas circunstancias, el efecto de aquello que causó (principio de recursividad). Las diferencias entre ambas perspectivas (ciencia determinista y teoría del caos) son muchas pero quizá podrían sintetizarse en que la primera considera que el universo es uno, que obedece a leyes inmutables y precisas como un mecanismo de relojería, mientras que la segunda asume que el universo no es uno ni mucho menos inmutable (a grado tal que proponen la noción del “multiverso” en lugar de “universo”) y que sus leyes (si es que existen) obedecen a una lógica totalmente diferente a la lógica determinista, de manera que el comportamiento de los fenómenos así abordados es absolutamente indeterminado, absolutamente imposible de predecir (principio de incertidumbre)
Pero, y lo anterior ¿qué tiene que ver con el “efecto mariposa”? Pues tiene que ver con el hecho de que Lorenz dijo una vez algo así como que “si una mariposa aletea en Brasil podría ocasionar un tornado en Texas”. Nadie que estuviera formado en la lógica de la ciencia clásica aceptaría tal propuesta ya que, de acuerdo con esa concepción de la ciencia, la medición de la energía liberada por el aleteo de la mariposa en cuestión, es perfectamente medible y difícilmente puede tener efectos mayores a la suave caricia en el rostro por el viento impulsado por las alas de la mariposa, siempre y cuando dicho rostro esté situado a muy corta distancia de la mariposa. En otras palabras, lo más que puede causar el movimiento de las alas de una mariposa es un leve cosquilleo, apenas perceptible, en mi cara si esta se encuentra muy cerca de la mariposa cuyo vuelo genera estas inquietudes. Por supuesto, es imposible que el aleteo de una mariposa pueda transformarse en un tornado a menos que otros elementos entren en juego, es decir, a menos que complejisemos el problema y consideremos otros aspectos que, ciertamente, es usual que no sean considerados precisamente porque de manera ingenua creemos que todo fenómeno puede ser explicado por una causa. Y aquí es donde aparece otra de las características de una concepción del mundo apoyada en la idea del caos. Esa característica es la complejidad, entendida no como la complicación del problema sino como la incorporación de otros elementos que nuestra formación positivista nos impide abordar. En otras palabras, percibir la realidad de forma sistémica permite entender que no todos los sistemas son simples o, mejor dicho, que detrás de los sistemas simples se esconden los sistemas complejos y que estos no pueden ser abordados de forma simple, por lo que se requiere complejizar el pensamiento para poder acceder a los aspectos que no se pueden percibir con un pensamiento simplista. Así, un tipo de sistema complejo lo constituyen los sistemas caóticos. Estos se caracterizan por el hecho de que dadas unas condiciones iniciales, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en formas completamente diferentes, dado que una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, puede generar un efecto considerablemente grande.

Quizá por eso, la propuesta de Lorenz impactó el mundo de la ciencia ya que ese planteamiento permitía explicar la imposibilidad de pronosticar el clima (la característica de impredecibilidad), y eso era fundamental para entender que si se querían pronósticos climáticos, habría que buscar esa posibilidad en una perspectiva diferente a la de la ciencia clásica. Precisamente de ahí se deriva la propuesta del “efecto mariposa”, de entender que un fenómeno tan insignificante, como el aleteo de una mariposa, puede dar lugar a fenómenos de tal dimensión como un tornado, pero además mediando miles de kilómetros entre ambos fenómenos.

El cine ayuda a entender esta propuesta con una película que lleva por título precisamente el de “Efecto mariposa”, en la que se plantea el viejo anhelo del ser humano de poder regresar a los actos de su vida pasada y hacer ajustes, para así evitar las molestas e, inclusive, dolorosas consecuencias de aquellos actos. En la película, sin embargo, cada vez que se hace un cambio en la vida pasada, la vida presente es totalmente diferente de cómo se preveía, es decir, son imprevisibles los efectos de cada ajuste que hagamos al pasado, por pequeñísimos que sean dichos ajustes.

Y lo anterior, ¿Qué tiene que ver con las ciencias políticas y sociales? Pues pensemos que la simple expresión de nuestra opinión puede, a su vez, generar otras opiniones que se pueden interrelacionar o retroalimentar hasta que el sistema de discusión (asamblea, sesión de clase, reunión de café, etc.), alcance un punto crítico, un punto de bifurcación que dé lugar a un cambio sustancial, que permita emerger la creatividad. Así que ¿puede alguien predecir en que terminará una discusión? Solamente los dogmáticos y los autoritarios pueden hacer ese tipo de predicciones, precisamente porque entienden las discusiones como sistemas simples, cerrados, de transmisión lineal.

Hablar entonces de ciencia clásica es entender los eventos o fenómenos como eslabones y, por tanto, la relación entre ellos será como la cadena que los une de manera sucesiva. En cambio, abordar las manifestaciones de la realidad desde la perspectiva de la complejidad, es abordarlas como nodos de una trama, como hilos que se van anudando entre sí, hasta formar la compleja red que constituye eso que llaman realidad.

domingo, 17 de mayo de 2009

Cuando un amigo se va



A la memoria del entrañable amigo y compañero José Elías García Valenciano “el Chino”.

Es común que cuando uno conoce el amor, ese que llaman amor de pareja, uno lo conozca al mismo tiempo que se desconoce el amor a los demás. Suele ser un acto de inclusión en el ser amado, una especie de invención de un mundo nuevo en el que solo existen el ser amado, y yo, el ser amante. Pero por eso mismo, ese acto de amor suele ser al mismo tiempo un acto excluyente, un evento en el que los demás estorban, un acto del que los demás están excluidos.
Y sin embargo para mi no fue así. Cuando apenas era un estudiante me llegó el amor en la persona de una bella compañera de escuela, pero ese amor no llegó solo, me llegó acompañado de eso que llamábamos “el amor al pueblo”. Y Mario Benedetti me ayudó a entenderlo y a cultivarlo. Me enseñó que mis torpes e incipientes luchas por la democracia universitaria formaban parte, aunque yo lo ignoraba, de todo un movimiento más amplio, un movimiento que excedía la escuela, la universidad, la ciudad, el país. Con el entendí que las jóvenes y frágiles manos que acariciaban mi rostro eran valiosas por eso pero, sobre todo, eran valiosas porque repartían volantes en los que se denunciaban injusticias y se reclamaban solidaridades. Benedetti me explicaba con su poesía lo que para la aritmética es inexplicable: que con mi pareja en las manifestaciones, en el volanteo, en la calle codo a codo somos mucho más que dos. Me quedo, nos quedamos, con la tarea de decirle a la pareja: Te quiero en mi paraíso/ es decir que en mi país/ la gente viva feliz/ aunque no tenga permiso.
Hoy murió Mario Benedetti, compañero a través de sus libros, de tantos momentos políticoromanticoeroticolibertarioemancipadores.
¡Descanse en paz Mario Benedetti¡

TE QUIERO
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

sábado, 9 de mayo de 2009

Todos somos Rigo (Publicado en El Moyote de Mayo de 2009)



En la vida se ama y cuando se muere, se recuerda con el corazón


Este año se cumplió, el pasado mes de marzo, el cuarto aniversario de la muerte de Rigo Tovar. Ahora si que aplica aquello de que hace cuatro años “pasó a mejor vida” por que la vida que llevaba, por lo menos en su etapa final, era mas un infierno que otra cosa. El ídolo de las bellas y ejemplo de lo que los feos pueden (podemos, dijo el otro) lograr, murió contando con el afecto y la casi veneración de miles de sus seguidores.
¿Y que tenía de especial el tal Rigo Tovar? Bueno, pues así nomás, tomando como referente su atractivo con las masas tenemos que, según el diario El Porvenir[1], Rigo logró la increíble proeza de reunir mas de 400 mil espectadores en el espectáculo ofrecido en el Rio Santa Catarina (en el vado, se entiende que sin agua) en Monterrey mientras que Juan Pablo II (el mismísimo Papa) no rebasó los 300 mil en el mismo lugar. No es la única proeza que Rigo logró, ni mucho menos, pero me parece que es mas que suficiente para que quienes estudia(n) (mos) los fenómenos sociales, políticos o los relacionados con la comunicación (que también son fenómenos sociales), le dediquemos el esfuerzo de alguna de las escasas neuronas que no están ocupadas en el análisis de coyuntura o, en la definición de la nueva estrategia revolucionaria (o trepadora, según de quien se trate).

Algo debió tener este profeta del nopal para lograr tal capacidad de convocatoria. Pero, ¿que podría tener un tipo que vamos, para acabar pronto, ni siquiera estudió sociología, ni ciencias políticas ni comunicación y, sin embargo, convocaba más gente que políticos y clérigos juntos? Algunas pistas podrían rastrearse en las canciones que popularizó.

Besando la cruz
Basta una decepción amorosa y unos cuantos pesos, los suficientes para comprar los indispensables auxiliares etílicos y, por supuesto, contar con un auto, tan chatarra como quieran imaginarlo pero con un potente estéreo en el que se escuchen las rolas que nos remitan a nuestro cercanísimo y presuntamente olvidado pasado rural, para que uno se hermane con Rigo y, a dúo, decirle a la ingrata que se atrevió a rompernos…el corazón:
…eras todo pa’mi
y besando la cruz
te lo puedo jurar.


Por supuesto, ahí está una de las claves del poder de conexión de este profeta nopalero con el alma popular juvenil mexicana. Es la misma canción que nuestros padres y abuelos cantaron acompañada de mariachi, o por lo menos con una humilde guitarra, la misma canción que cantaron bajo la ventana de una casa de adobe, pintada de blanco, con el fondo musical de grillos, perros y coyotes. La misma canción que ahora le cantamos a la hija o la nieta de aquella a la que le cantaban los contemporáneos de nuestros padres y de nuestros abuelos, solo que ahora es bajo el balcón (o lo que se le parezca) de una casa de interés social de Infonavit, contando con el fondo musical del permanente ulular de las sirenas de las patrullas policiales, tripuladas por afanosos oficiales dedicados al nocturno placer de la extorsión.

Pero igual, ahí está Rigo, cantándonos con la discreción que el momento amerita (el mordelón exige que bajemos el volumen) con esas estrofas, que ahora amenizan el momento en que el uniformado se embolsa nuestra última luz, los últimos tres billetes de veinte pesos para no llevarnos a los tribunales a que nos chequen “a ver cuanto alcohol traen en las venas”. Mientras el uniformado se embolsa los tres azules de a veinte, escuchamos en la radio de mi auto a Rigo que se despide diciendo:
…tu eras el sol
y eras la luz de mi vivir
oscuridad hoy eres tu
por tu traición.
Enmohinado, con sesenta pesos menos en mi bolsillo, enciendo el motor y logro escuchar que desde el estéreo del auto patrulla, Rigo alcanza a decirme
Oh que gusto de volverte a ver…

Lo dicho, Rigo es amor.

[1] http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=43541

sábado, 18 de abril de 2009

Las "ilusiones" de Paula

Ser enajenado es ser ajeno a uno mismo, es dejar de pertenecernos si es que alguna vez fuimos dueños de nosotros mismos. La enajenación es una de las características de nuestra época, a grado tal que pareciera que solo en este tipo de sociedad, la nuestra, ha existido la enajenación. Esta enajenación se expresa de diversas maneras, una de ellas consiste en hacer en cada uno nosotros una especie de división interna, es decir, una separación entre lo que somos y lo que “debemos” ser. Y esto lo aplicamos en lo que se refiere a nuestros pensamientos, sentimientos, intereses, en todo lo que tiene que ver con nuestro contacto con la realidad. Dice Fritz Pappenheim que “Para hacernos valer como individuos nos relacionamos solo con aquellas fases de la realidad que parecen promover el logro de nuestros objetivos y permanecemos divorciados del resto de ella”* Uno de los ejemplos de esto, es el referente al cuerpo humano. En un artículo, publicado el 17 de abril en el portal de la Revista Proceso, Martha Lamas nos muestra como el cuerpo femenino ya no es socialmente aceptado si no reúne ciertas “especificaciones”, ciertas medidas. Es decir, ya existe un prototipo de cuerpo femenino al que se deben ajustar las mujeres actuales para poder ser consideradas mujeres. Pero no me crean, mejor leanlo:



Las "ilusiones" de Paula
MARTA LAMAS

Paula se ha pasado la semana de vacaciones encerrada en un cuarto de hotel. A los 17 años se niega a ponerse traje de baño para bajar a la playa o a la alberca, pues considera que está “demasiado plana”. Varias de sus amigas ya se operaron las bubis, y Paula teme verse “deslucida” junto a ellas. Conozco al grupito de amigas y ella es mucho más guapa, delgada eso sí, pero, por lo demás, espectacular; sólo que ella “prefiere” terminar una traducción en la que ha estado trabajando, que nadar o pasear en la playa. Tampoco irá de antros por la noche, pues piensa que los rellenos del brasier podrían delatarla: “es fácil usarlos bajo un suéter o con una camiseta, pero mucho más complicado si se quiere lucir un escote”.
Paula lleva más de un año juntando el dinero de la cirugía estética que quiere realizarse. Para ponerse buenos implantes mamarios ha ahorrado y está segura de que conseguirá el resto en los cuatro meses que le faltan para cumplir 18 años. Su madre, que no aprueba la operación, le dijo: “si eso quieres, lo harás cuando seas mayor de edad. Nosotros no te damos permiso ahora ni te lo vamos a pagar”.
Hace unos años, el colombiano Gustavo Bolívar escribió Sin tetas no hay paraíso, la historia de Catalina, una joven pobrísima que decide ponerse implantes para dedicarse al comercio sexual con los narcos. La historia, tomada de la vida real, se produjo como telenovela, consiguiendo el récord en teleaudiencia. Ahora bien, ¿qué sentido tiene un aumento mamario en una jovencita ilustrada de clase media alta que va a estudiar economía en una universidad privada? Una característica de la cultura de los jóvenes es que quienes la integran comparten denominadores comunes, pese a las diferencias de clase social. Por eso Paula anhela lo mismo que muchas jovencitas de otros sectores sociales y otras latitudes.
Cuando vio que no había manera de convencer a sus padres de que en lugar de un viaje le pagaran la operación, la joven se puso a hacer traducciones. Su madre dice que lo único bueno que ha traído esa obsesión por agrandarse el busto es esta disciplina de trabajo, pero está preocupada por Paula. Le parece innecesaria la cirugía, teme que cuando sea madre no pueda amamantar, considera absurdo pasar por un proceso doloroso para adecuarse a un dictado cultural. Mientras tanto, Paula le responde que la belleza ha sido siempre una aspiración de las mujeres; por lo tanto, es “natural” su deseo de hacerse lo necesario para “ser bella”.
En el mundo de la cirugía estética circula un discurso que vincula las transformaciones quirúrgicas con el progreso científico y el derecho a decidir. Por eso Paula regresó de una consulta llenándose la boca con “el derecho a modelar mi cuerpo”. Así, una idea fundamental de los derechos humanos –el derecho a decidir– es usada para promover la “normalización” de la cirugía.
Aunque Paula dice que se quiere operar “para verse mejor”, tal parece que ha caído, como muchas otras jóvenes, en lo que Naomi Wolf denominó “la trampa de la belleza”: la autoexigencia de conformarse a un ideal estético estereotipado. Millones de imágenes de mujeres “bellas”, publicadas en revistas, alimentan el mito. Esa difusión de modelos está sostenida por las industrias de belleza que invierten billones de dólares en la fabricación de productos cosméticos y que han hecho de la cirugía plástica la especialidad médica de más veloz crecimiento.
Lo que hace daño de este mito no es el deseo de verse bien y de agradar, sino el imperativo de ajustarse a un determinado tipo de belleza. Y lo lamentable es que ahora tener senos grandes se ha convertido en un requisito indispensable para que las jóvenes se sientan atractivas y aceptadas. En ciudades como Buenos Aires, Río de Janeiro y Bogotá empieza a ser costumbre en cierta clase social que las quinceañeras pidan de regalo la operación. Las ansiedades personales de las adolescentes, su incipiente autoestima, su obsesión por ser atractivas, son fuerzas poderosas para el florecimiento del comercio quirúrgico. Además, muchas chicas lo viven como “una inversión” que les redituará en un mejor trabajo, mayor posibilidad de conseguir pareja, etcétera.
Junto a las complicaciones físicas derivadas de la operación, lo que hace daño es el hecho de que el tamaño de las bubis, tetas o lolas se haya vuelto una medida de valorización o desvalorización. Si bien para la mayoría de los hombres los senos grandes siempre han sido un atractivo, la creencia de que las mujeres con tetas grandes tienen más éxito es una ficción, no sólo porque muchos hombres prefieren senos pequeños (y otras partes de la anatomía), sino porque las partes del cuerpo no están cargadas intrínsecamente de valor. El valor se lo adjudicamos las personas a partir de los intercambios emocionales y físicos que tenemos. El disfrute gozoso del cuerpo es un elemento fundamental, y unos pechos que pierden sensibilidad, o que están falsamente duros, o a los que no se puede estrujar, pueden deserotizar rápidamente.
Tal vez es iluso pensar que las jóvenes como Paula podrían, en vez de modificar sus cuerpos, cambiar la perspectiva con la cual los valoran. Habría que alertarlas sobre las complicaciones que este tipo de operaciones producen, y no sólo las médicas. Cosificar sus cuerpos y percibirlos como un objeto mercantil llevan a jóvenes como Paula a desilusiones, que tratan de curar con otras cirugías, que derivan en más desilusiones


*Pappenheim, Fritz, La enajenación del hombre moderno. Mex. Ediciones Era, S.A. 1965. p.22

miércoles, 8 de abril de 2009

Primer aniversario



Hace un año empezaba esta incursión en el ciberespacio, con el único objetivo de poner en blanco y negro esas difusas ideas que a veces me visitan.
Ideas que tienen que ver con la forma en que la vida cotidiana se hace presente, para ser comentada con los amigos y aún con aquellos que, sin ser amigos, se mostraran dispuestos a una charla informal pero en serio.
Para eso se instaló El Tabarete.
Muchas cosas han pasado desde entonces pero la que quizá alteró sustancialmente la cotidianeidad de nuestra región es la violencia. No es que no hubiera violencia en esta Comarca, siempre la ha habido, es solo que se volvió excepcionalmente cruenta, omnipresente, cotidiana. Entre los muchos cambios que esto generó está el que tiene que ver con los medios de comunicación. Vividores del chisme, los periódicos, canales de televisión y radiodifusoras locales abandonaron su función porque, evidentemente, se dieron cuenta muy rápidamente, de los enormes riesgos que implicaba informar al respecto. Así, la violencia vinculada al narcotráfico desapareció (al menos en un gran porcentaje) de la cobertura de los medios, permaneciendo solamente aquella información que de cualquier manera aparecería en los medios nacionales.
Al principio era impresionante escuchar por las noches (y a veces también durante el día) las balaceras protagonizadas por los diferentes grupos que se disputan nuestras ciudades y al día siguiente, nada, en los periódicos ningún comentario al respecto, como si nada hubiera pasado. La televisión y la radio locales, igual.
La alternativa de comunicación surgió entonces de los mismos ciudadanos, atenazados por la necesidad de tener información para decidir si salir de casa o no, recurrían a los teléfonos (especialmente celulares) y a Internet para saber como “estaba el ambiente” en aquellos lugares o sectores de la ciudad a los que se tenía necesidad de visitar, sea por trabajo o por diversión.
Se tejieron así, densas y estrechas redes de comunicación alternativa. Si antes era costumbre ver televisión, antes de salir de casa, para saber cual era el pronóstico del clima, ahora se acostumbra llamar a quienes viven en el barrio que se quiere visitar, o checar el correo electrónico para saber si no hay visos de alguna posible balacera en el antro al que se antoja acudir.
Dicen mis amigos que lo importante es no dejar de hacer lo que cotidianamente hacíamos pero, ¿es eso posible? ¿Se puede uno quedar impasible al escuchar que los “levantones” se dan en la calle, oficinas, escuelas e, incluso en los hogares? ¿Puede uno justificarse pensando que quienes aparecen descuartizados es porque “seguramente se lo merecían”?
Estamos aprendiendo a vivir en situaciones que antes nos parecían exclusivas de otros lugares del mundo.

Así las cosas, ¿vale la pena festejar un primer aniversario en la red de redes, como llaman al Internet?

Yo creo que si, porque estamos con vida y porque parte de esa vida puede compartirse a través de este espacio.


sábado, 28 de marzo de 2009

El apagón mundial


Hace unos minutos encendimos las luces después de una hora de estar a oscuras. De ese modo, también la familia se unió a la iniciativa de apagar las luces no esenciales en cada ciudad, en cada pueblo, en cada hogar que se solidarice con un Planeta Tierra agobiado por el cambio climático.


Al interior de casa no tuve mayor dificultad para convencer a mis hijos de que apagáramos televisores, computadoras y focos para permanecer durante una hora en penumbras y colaborar a disminuir, de ese modo, la presión que ejercemos sobre el planeta. Mi hijo menor encendió una vela y me generó un espacio romántico, propicio para hacer elucubraciones sobre como ahorrar energía. No fueron esas las reflexiones que acudieron a mi pensamiento pero, de cualquier modo, me sentí parte del esfuerzo de millones de terrícolas preocupados por el malestar de la casa común. Me parece que mi hijo mayor resintió mas que lo destetara de su computadora, dado que por lo menos tres veces me preguntó la hora agregando la pregunta “¿ya mero?”.


La verdad es que no fue tan difícil. Una hora sin luz fue, paradójicamente, una hora sin los usuales proveedores de la enajenación nuestra de cada día. Una hora en que no tuvimos más remedio que enfrentarnos a nosotros mismos. Una hora en la que no tuvimos mas remedio que conversar, hablar de nosotros, de lo que a cada uno de nosotros nos importa. Fue saludable, agradable.

Al exterior, notamos que no se pagaron las luces en ninguna otra casa del vecindario, al menos de las que alcanzábamos a ver. Transcurrida la hora a oscuras, encendí la televisión para ver cual había sido el impacto de esa iniciativa en nuestro país y nada. Casi no había noticieros y, en los que había, no se hablaba para nada de la iniciativa de dejar a oscuras el planeta durante una hora. Ningún canal se daba por enterado.


Y sin embargo fue algo saludable, agradable, delicioso. No porque crea que con una hora de luces apagadas ya se hizo la tarea. No, lo saludable de ese ejercicio fue descubrir que desde tu casa puedes formar parte de una acción global, que desde tu casa puedes meter en crisis a algunos de los poderes fácticos que gobiernan el país (como Televisa y TV Azteca), que con una sola acción puedes fusionarte con un movimiento global, al mismo tiempo que atiendes las particularidades de tus relaciones familiares.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Darwin, paradigma y ciencia (Publicado en Edukate de Abril 2009)



Hace 150 años se publicó un libro que cambiaría, radicalmente, la manera de entender nuestro pasado como género humano y, por lo tanto, también la manera de imaginar nuestro futuro. ¿Como es que un libro puede tener tanto poder? La respuesta a esa pregunta es que, precisamente en eso consiste la fuerza de los paradigmas, el poder de moldear nuestra visión del universo y de nosotros mismos.

El libro en cuestión se llama “El origen de las especies”, escrito por Charles Darwin después de un viaje alrededor del mundo durante el cual, con mucha paciencia y perspicacia, tomó algunas muestras y muchas notas de las mas diversas especies de la flora y fauna de los sitios que visitó. El libro, por supuesto, no es producto exclusivamente de ese viaje ya que en él aparecen ideas que venía madurando desde varios años antes, pero el recorrido le permitió articular de mejor manera las hipótesis que darían sustento a un nuevo paradigma acerca de la historia de la humanidad y una nueva perspectiva sobre la relación entre el hombre y el universo.

En efecto, hasta antes de publicar su libro, las ideas imperantes sobre el origen del hombre eran las derivadas de la llamada visión “creacionista”, es decir, la impuesta por la iglesia durante muchísimos años y según la cual, nuestro origen obedecía a la voluntad divina. De acuerdo con esta “explicación”, los humanos fuimos creados a “imagen y semejanza del creador” por lo que ya se imaginará el lector la revolución que Darwin generó al sostener que en realidad tenemos mas cercanía con los antropoides.

Y como suele suceder, todo paradigma impide o bloquea la aparición de otro, sobre todo si éste descalifica los postulados del anterior y eso es justamente lo que proponía el paradigma evolucionista y, además, de manera muy sencilla, muy fácil de entender aunque muy difícil de aceptar por las implicaciones que tenía. Sucede que un paradigma no es solo una manera de ver el mundo, de entenderlo, de “leerlo” sino que, de esa “lectura” se derivan instituciones sociales, es decir, formas de organización social de las que se desprenden privilegios y que luego será muy difícil cambiar, precisamente porque implicarían la desaparición de esos privilegios. Así la visión “creacionista” se había constituido en uno de los más formidables soportes de la fortaleza de la iglesia por lo que, una visión alternativa tendría que andarse con mucho cuidado si su autor quería sobrevivir. Esa es, quizá, la razón principal por la que Darwin se resistió durante un buen tiempo a publicar los resultados de sus observaciones por sus implicaciones, de las que quizá la mas importante (y peligrosa para la iglesia) era que el origen, desarrollo y evolución de la vida humana tenía su base en la llamada “selección natural”, concepción que prescindía de la participación divina.

Los principios básicos de esta teoría son que todas las especies producen mas descendencia de la que necesitan para reproducirse pero ninguna especie viva puede inundar el mundo, precisamente porque los recursos disponibles son insuficientes, lo que obliga a que solo algunos sobrevivan (los mas aptos). Esto que es válido para los integrantes de una especie, es decir, la competencia para sobrevivir, es también válida para las especies en su conjunto de modo que, así como entre los individuos de una especie solo sobrevive el mas apto, así también entre las especies solo sobrevivirá la que mejor se adapte a las cambiantes condiciones del mundo. La reproducción entre sobrevivientes será, entonces, la reproducción entre los más aptos, entre los mejor adaptados morfológica y comportamentalmente. Y todo lo anterior sin participación divina lo que abría entonces grandes posibilidades para el desarrollo científico, una vez que el pensamiento se libera de las cadenas con las que las iglesias, de cualquier denominación, pero especialmente las fundamentalistas lo mantenían controlado.


Tan compartía Darwin el paradigma creacionista que en su autobiografía recuerda como, en su niñez, para no llegar tarde a la escuela corría y rezaba al mismo tiempo, y sin embargo, cuando lograba llegar temprano atribuía sus éxitos a sus oraciones. Exactamente como funciona cualquier paradigma. Así podemos imaginar que la primer gran lucha entre el paradigma creacionista y el evolucionista se llevó a cabo en el cerebro de Darwin. Hoy a 150 años pareciera que el paradigma de “la creación” ha sido superado y sin embargo no es así. Por lo menos durante los ocho años que padecimos la presidencia de George W. Busch los “creacionistas” contaron con un apoyo sin precedentes. La actitud de Busch siempre fue contraria a la ciencia, precisamente porque entendió, a pesar de ser un minusválido intelectual (o quizá precisamente por eso) que mientras menos desarrollaran el intelecto sus paisanos mas fácil sería gobernarlos. Su presidencia está llena de bloqueos al desarrollo científico y de su apoyo, no muy disimulado, a los impulsores de las corrientes creacionistas en la educación pública norteamericana.
Así pues, feliz cumpleaños a este paradigma que, sin duda, refirma la explicación científica de nuestro origen y posibilita una mejor imaginación de nuestro futuro.

lunes, 9 de marzo de 2009

El club de las mujeres (Publicado en Política y Sociedad de Abril de 2009)


Perdidos entre la parafernalia mercantilista que rodea al llamado “día del amor”, algunos datos exhiben la violenta naturaleza del “amor a la mexicana”. Por ejemplo, de acuerdo con el Instituto Mexicano de la Juventud(1), más del 75 por ciento de los jóvenes de entre 15 y 25 años que tienen relación de pareja padecen violencia psicológica, un tipo de violencia que le llaman “cruzada” porque la ejercen ambos miembros de la pareja. Por lo menos en esa forma de ser violentos la pareja mexicana es “pareja” ya que ambos integrantes se corresponden en cuanto a las acciones de agresión mutua, aunque hay diferencias en los modos y en los propósitos. Así (de acuerdo a la nota periodística citada), las mujeres agreden a “su” hombre para humillarlo, denostarlo y hacerlo sentir mal, mientras que la mujer es agredida para controlarla, influir en su vida y evitar que tome decisiones. Claro que en el caso de la violencia física la situación es diferente, no porque el grado sea menor sino porque es “dispareja” en el sentido de que hombre y mujer juegan el papel de victimario y víctima, respectivamente, aunque el número de hombres agredidos por su pareja tiende a incrementarse.

Por supuesto, esta violenta situación que se vive en el noviazgo se institucionaliza con el matrimonio y se extiende a la nueva familia. De acuerdo con la Encuesta sobre Violencia Intrafamiliar del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática(2), la tercera parte de los hogares nucleares constituyen espacios de agresión, aislamiento, destrucción de autoestima, abuso y violencia para sus integrantes, especialmente para las mujeres, niños y adultos mayores, es decir, para los mas indefensos. De manera que, ni pareja ni familia, son los remansos de paz que la publicidad comercial y también la oficial nos ofrecen en los medios cada 14 de febrero o cada primer domingo de marzo. En ambos espacios, la mujer parece ser la gran perdedora en lo que se refiere a los diversos tipos de violencia, salvo en lo relativo a la de tipo sicológico. Y esto es y seguirá siendo así, pues como dice Wright Mills “mientras que la familia como institución convierta a las mujeres en esclavas queridas y a los hombres en sus jefes proveedores y sus dependientes aún no destetados, el problema de un matrimonio satisfactorio no puede tener una solución puramente privada”(3).

Por eso resulta sorprendente la existencia de una pandilla de mujeres. ¿Por qué? Pues para empezar porque la pandilla es una expresión de la característica territorialidad de los hombres, en la que se defiende palmo a palmo el territorio y lo que forma parte de él (incluidas las mujeres). Es decir, la pandilla es una forma de organización típicamente masculina, diseñada para que los hombres defiendan un territorio que siempre estará amenazado por otros hombres. Los integrantes de las pandillas serán normalmente jóvenes, hijos de familias disfuncionales, desempleados y expulsados de la vida escolar, es decir exiliados del hogar, de la vida académica y rechazados en el mundo laboral…pero varones. Así, la pandilla parece ser una extensión más del imperio de la testosterona, del mundo de los hombres, un mundo en el que, ciertamente, las mujeres tienen su espacio pero como amantes, como depositarias del honor del barrio o como trofeos que deberán ser arrancados a las bandas rivales.

Y sin embargo, la ciudad de México es la sede de una pandilla femenina, única en su tipo según los especialistas citados por la revista que presenta un reportaje en el que nos anuncia su existencia(4).


De acuerdo con la nota, la pandilla se hace llamar Porra Femenil Vallejo (PFV) y uno de los rasgos que las perfila es el hecho de que dejaron de ser “las viejas de la banda y para la banda”. Constituyen una especie de “club de Tobi” pero a la inversa, o sea, un club femenil en el que no se admiten hombres, un club excluyente, “solo para mujeres”. Lo constituyen alrededor de 60 chavas de entre 15 y 21 años, integradas en esta pandilla que ya tiene 12 años, por lo que mas de una generación ha pasado por sus filas. También es interesante el hecho de que mencionan un vínculo (obviamente no formal) con la UNAM pues, al menos algunas de ellas, están inscritas en el Centro de Ciencias y Humanidades CCH Vallejo, por lo que son consideradas algo así como “porras”, es decir, expresión del viejo fenómeno del porrismo que desde los 60’s afecta a nuestras universidades públicas, solo que en el caso de la PFV es la versión femenil.

Mas allá de la veracidad del reportaje, éste sugiere que hay una realidad que no ha sido estudiada, un espacio social en el que las mujeres transgreden el rol que el actual orden social les asigna, aún cuando dicha transgresión termine refuncionalizando, sin transformar, ese orden patriarcal que caracteriza a la sociedad mexicana. Un espacio donde es preciso ver con ojos diferentes tanto lo masculino como lo femenino.
Como quiera, no deja de ser un seductor objeto de estudio este club de las mujeres.

Referencias
(1) http://www.jornada.unam.mx/2009/02/13/index.php?section=sociedad&article=038n1soc
(2) La Familia no es como la pintan, Reyes, Mario. Suplemento Letra S, La Jornada. 2009-01-08.
(3) Wright Mills, C. La imaginación sociológica. Fondo de Cultura Económica, México. 1997. 2ª Ed. pp. 29-30.
(4) El club de las mujeres. Rosagel, Shaila. Revista 7 Días Nº 441, 7 de febrero de 2009.

jueves, 19 de febrero de 2009

Estado fallido y la nueva nocturnidad lagunera




Desde la perspectiva de quienes vivimos/padecemos un virtual estado de guerra como el que se vive en nuestro país, no podemos dejar de creer que, en efecto, tienen razón los norteamericanos cuando dicen que el nuestro es un “Estado fallido”, un Estado que no alcanzó a “cuajar”, que se quedó trunco en su proceso de desarrollo. Un Estado que no maduró en su fase embrionaria y quedó en una especie de aborto. El indicador principal para hacer este tipo de análisis es el monopolio en el ejercicio de la violencia, de manera que cuando “señores de la guerra”, agentes de otros Estados o simplemente caciques locales monopolizan el ejercicio de la violencia entonces estaremos ente un Estado fallido. Ejemplos de ello son Afganistán, Irak, Haití, países de los que puede decirse que poseen una población, un territorio pero no la soberanía que caracteriza a un Estado, ya que extensas porciones de su territorio están en manos de otros países o de bandas armadas que han convertido esas porciones territoriales en terrenos sin ley o donde la ley que impera es la ley de esas bandas y no la del Estado. Así, con esos datos, vemos que dicha denominación le queda a la medida a nuestro país. Para constatarlo ya ni siquiera es necesario consultar el dato estadístico en los acervos del INEGI, ni buscar la nota roja en los diarios.



Es el caso de nuestra región. Cualquier día y, sobre todo, cualquier noche, el tableteo de las armas automáticas interrumpe nuestro sueño o sorprende nuestro tránsito por cualquiera de las calles de nuestra comarca.

El terrorismo no anunciado inunda nuestras vidas, de manera que la charla informal de cada día está salpicada ya no de leyendas urbanas (historias con visos de realidad pero condimentadas con la imaginación de quien la propala) sino con anécdotas verificables que ilustran el contacto de cualquiera de nosotros con la violencia que se ha vuelto cotidiana.

Así la visita al “antro”, las reuniones entre amigos, las fiestas familiares, en fin, todo aquello que se puede englobar en lo que podríamos llamar la “nocturnidad lagunera” está cambiando de manera radical. De la misma manera que lo hacen los empresarios tabasqueños (cuando organizan una fiesta la hacen en el salón de algún hotel, de manera que al terminar el festejo, los invitados se quedan a pasar la noche ahí mismo, para de esa manera evitar los “levantones”), así los jóvenes laguneros empiezan a ensayar formas novedosas para vivir su “nocturnidad”. Reuniones que eluden la noche (algunos la llaman “reuniones de matiné”) porque inician temprano para terminar temprano o bien reuniones tipo “pijamada” que bien pueden empezar ya entrada la noche pero que no terminan hasta el amanecer para de esa manera no andar por las calles en la noche, que es cuando mas peligrosas se han vuelto nuestras ciudades.

Sin embargo, la muerte envuelta en violencia no solo aparece de noche. También de día los ajustes de cuentas entre sicarios de bandas rivales se suceden en los lugares más inesperados.

En estas circunstancias, me parece, lo mas importante es descubrir las fortalezas de nuestra sociedad detrás de las lamentables vulnerabilidades de nuestro Estado. Es entender que si bien padecemos un cuasiEstado contamos, en cambio, con nosotros mismos, contamos con una sociedad que no es fallida, que si bien está lejos de ser una sociedad en plenitud cívica, si está en posibilidad de hacerse cargo de lo que el Estado no puede. No sería la primera vez (y creo que tampoco será la última) que la sociedad mexicana rehaga su tejido social y busque, por si misma, nuevos y mejores horizontes. Mientras tanto, hay que aprender de nosotros mismos, de nuestros intelectuales, de nuestros jóvenes, de nuestra propia fuente inagotable de creatividad.